CUIDADO CON EL AGUA

Las joyas no se llevan bien con el agua, ni con la del mar (que tiene mucha sal) ni con la de la piscina (que tiene mucho cloro). Tanto la sal como el cloro son agresivos y pueden dañar los metales como el oro y la plata, así que procurad no usar joyas cuando os bañéis en la playa o en la piscina, o si visitáis un spa. De hecho, es conveniente evitar el contacto con el agua y con jabones, así en el baño: ¡joyas fuera!

ALEJA LOS PRODUCTOS DE LIMPIEZA

Los productos de limpieza tampoco son muy amigos del oro y la plata. Estos productos suelen llevar componentes corrosivos, ácidos o abrasivos que pueden dañar vuestras joyas. Si vais a usar productos de limpieza, mantenedlos alejados de vuestras joyas.

ALMACÉNALAS POR SEPARADO

El roce entre joyas puede ocasionar arañazos, roturas de cierres y hasta abolladuras. Por eso es mejor que cada joya esté en su caja o en un joyero en el que puedan mantenerse separadas unas de otras y lo más protegidas posible. Si cuidas tus joyas durarán para siempre.

NO LAS EXPONGAS A MAQUILLAJES, PERFUMES, LACAS…

Las joyas han de ser el complemento que te pones de último y te sacar de primero. ¿Por qué? Porque el maquillaje, el perfume, la laca, las lociones y los desmaquilladores también contienen elementos agresivos que pueden afectar al metal de las joyas. Ten cuidado para que estos líquidos no entren en contacto con tus joyas.

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